En 1986 conocimos a Alejandro Montoya. Tenía un bar pequeño en el marco del Parque del Calvario en Campo Valdez. Alejo tenía unos 35 años en ese momento y un recorrido muy largo por la vida. Era un intelectual atrapado en una taberna de barrio, escuchando salsa y pop romántico americano. Para nosotros, el grupo de Encisos After the Rain, fue un encuentro maravilloso. Alejo se había visto todas las películas de la época en el Libia y el Subterráneo. Era un gran lector y se conocía a todos los escritores rusos, ingleses, norteamericanos e italianos. Conversar con él era educativo, atrayente y sobre todo embriagante.
Allí, cuando los salsómanos y las parejitas eran escasas, hacíamos audiciones de rock. Era la época de Los Priscos, de la ley de la selva. En poco tiempo logramos tener un público más o menos regular. Recuerdo a Fabio Franco, Carlos Galeano (con quien después hicimos memorables programas en la taberna La Dicha), a Carlos Paneso (q.p.d), a Soraya y otro gran grupo de gente que en ese momento estaban interesados en la movida.
A maquina, sin muchas pretensiones, sacábamos una pequeña lista con el toque de la noche. Este, creo, fue el inicio de las fiestas góticas.
Infortunadamente nunca he podido encontrar la programación original. Pero la música que acabo de publicar esta semana, puede dar una idea somera de las programaciones. (Obviamente no existía Tool, pero refleja el espíritu de la época.
Afortunadamente nunca tuvimos en esas audiciones a Javier Rodríguez. Quizá su gusto se hubiese corrompido y ahora no podríamos dormir por las tardes escuchando Cámara F.M.
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